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Prof. D. Patrick O'Brien

Discurso de investidura como Doctor Honoris Causa del Profesor Doctor D. Patrick O'Brien

Discurso de investidura como Doctor Honoris Causa del Profesor Don Patrick O'Brien

Nombrado Doctor Honoris Causa en el acto de apertura del curso 99/00


EL PROGRESO MATERIAL EUROPEO EN EL LARGO PLAZO


Excelentísimo Rector, ilustres profesores, compañeros y amigos:


En primer lugar, es para mí un grandísimo honor el ser nombrado Doctor Honoris Causa por esta universidad.


Mi relación con España es además de antigua, extensa. En estas dos últimas décadas, he viajado a este país frecuentemente y me siento afortunado de haber podido disfrutar de la hospitalidad de un gran número de amigos y familiares. Y dentro del mundo académico, los vínculos son aún mayores; dos de mis primeros estudiantes de Oxford son, en la actualidad, prestigiosos catedráticos en las mejores universidades de Madrid y además, he tenido el privilegio de ser invitado a un gran número de seminarios y conferencias en universidades de Madrid, Valencia y La Coruña.


Coincidiendo plenamente con otros intelectuales y estudiosos de España, he observado con gran satisfacción, y también por que no, con sorpresa, cómo este país ha realizado su transición a la democracia, al bienestar y a una sociedad civil y moderna.


Y la mejor prueba de todo ello es la educación superior: Muchas universidades españolas se encuentran en la actualidad entre las mejores no sólo de Europa, sino también de América. Y en el mundo de la Historia Económica y del Pensamiento Económico, no causa sorpresa la vitalidad y la brillantez de unos trabajos provenientes de departamentos de historia económica y de economía, que frecuentemente aparecen publicados en libros y revistas no sólo de habla hispana, sino y cada vez más, en inglés y francés.


También parece justo reseñar sin sorpresa, la reaparición de los académicos españoles (principalmente de los economistas e historiadores económicos, a los que mejor conozco) en el escenario científico internacional. Lo que el resto de Europa atestigua no es otra cosa que la restauración de la tradición científica que rescata el importante pensamiento escolástico nacido en la Edad Media y acrecentado durante los siglos XV y XVI, verdadera época dorada de este país, y como no, durante las décadas ilustradas y que trágicamente se truncó durante las Guerras Napoleónicas.


¿No fue sino en las Universidades de Salamanca, Valladolid y Sevilla (bajo la inspiración de Francisco de Vitoria (1480-1546), el Milton Friedman de la época) donde nació el pensamiento macroeconómico y el monetarismo? Las ideas cosmopolitas y de libre mercado del grupo de Salamanca (Domingo; de Soto (1491-1560); Tomás de Mercado (que escribió en la década de 1560); Martín de Azpilcueta (1492-1586) nacieron en el contexto de la expansión de los Austrias y en el de las enormes inversiones emprendidas por España y Portugal para .anexionarse la riqueza y potencial de las Américas dentro de la economía atlántica y: mundial.


El Imperialismo de los Austrias tiene muchos puntos en común con el colonialismo británico y el libre comercio, que apareció agresivamente en la misma línea dos siglos después; Esta carrera desatada por descubrimientos de gran importancia y con pingues beneficios para su famosa Revolución Industrial, tuvo su primer impulso, desarrollo, conocimiento y capital en la península ibérica.


Sorprendentemente, en ambas naciones, el empuje imperial, estrechamente ligado a las teorías cosmopolitas sobre las que se asentaba el libre comercio y la libertad de empresa, dio lugar a su antítesis en la forma de pensamiento económico nacionalista y estructuralista. En España, la oposición a la integración del país en la naciente economía europea e internacional del siglo XVI estuvo representada por los "arbitristas", y de más concretamente, por las rigurosas opiniones de Luis Ortiz (el Rauú Prebisch de la época). Ortiz, que publicó en 1558 su Memorial al Rey, abogaba por un desarrollo interior más equilibrado destinado a desarrollar las proto-industrias de Segovia, Avila, Valencia y Barcelona. Su homólogo británico, Sir James Steuart, discutía los mismos aspectos del libre comercio, los mercados desrregulados y la teoría monetaria internacional con Adam Smith, el más famoso y afortunado coetáneo en la época de la Ilustración europea.


De esta manera, los debates sobre la globalización e integración del libre comercio, sobre el cambio estructural y la revolución industrial han sobrevivido durante siglos entre los economistas e historiadores de estos dos grandes Imperios europeos. Y en las postrimerías de este milenio, asistimos al renacer de estos debates en el seno de la economía y de la historia económica, comenzando a responder a muchas cuestiones como puedan ser los crecientes procesos de globalización, la preocupación de los gobiernos por la pérdida de control de sus sistemas internos de producción, la pérdida de identidad cultural nacional por la moda, por la música popular y por el cosmopolitismo de las generaciones jóvenes, y sobre todo, la amplia creencia de que la difusión del libre mercado no ha conseguido aliviar la pobreza en Africa, Asia y Sudamérica.


Afortunadamente, algunos de nuestros más brillantes economistas regresan a las grandes cuestiones de los clásicos, modelizando con rigor la "convergencia y divergencia" en las economías nacionales. Los historiadores económicos se encuentran también muy ocupados, "persiguiendo" sus parámetros políticos, sociales, culturales y mentales dentro de los cuales los "determinantes próximos" del crecimiento ocupan un papel destacado. En la actualidad, estamos investigando hipótesis (enunciadas hace generaciones por Max Weber) en las cuales estos parámetros "culturales" del comportamiento económico son el resultado de historias en el muy largo plazo interdependientes y resistentes al cambio.
Desde los tiempos de la Revolución Francesa, los europeos, incluyendo a Marx y a Weber, creyeron que el "capitalismo, citando a Sombart, se originó en los más profundos cimientos del alma europea". En la actualidad, los historiadores prolongamos nuestras investigaciones en el tiempo y en él espacio, extendiéndo las fronteras hasta China, India, el Sudeste Asiático, y sobre todo a, Japón, descubriendo que cada vez es menos cierto la "excepcional¡dad" del caso européo.


Tres décadas de investigación post-colonial nos muestran que durante siglos, las religiones, las alianzas políticas, los sistemas; legales, las prácticas comerciales, en definitiva, la tecnología y cultura europeas no fueron más proclives al progreso material que los sistemas creados para la actividad económica en grandes zonas de Asia. Entonces ¿Qué queda por descubrir y eventualmente contrastar en el desarrollo económico de los últimos tres siglos? ¿Por qué las diferencias internacionales en renta y riqueza continúan ensanchándose después de que Adam Smith escribiera su gran obra? ¿Por qué éstas continúan subsistiendo a pesar de el extraordinario conocimiento científico y técnico?
Como habrán podido comprobar, los economistas y los historiadores tienen aún grandes e importantes cuestiones teóricas e históricas para meditar. Nuestro discurso común sobre la Riqueza y Pobreza de las Naciones no conoce límites. Después de un siglo oscuro, los científicos de todo el mundo están ahora abordando de nuevo cuestiones globales que ya preocupaban a la inteligentzia europea en el reinado de Carlos III. Esto hace que yo me sienta joven, optimista y muy orgulloso de ser nombrado Doctor Honoris Causa por una Universidad española, que lleva el nombre de un monarca ilustrado.


Muchas gracias a todos por el gran honor y en especial a mis amigos españoles por sus muchas e importantes aportaciones culturales, su capacidad para la verdad y su profunda y sincera amistad.