Laudatio Manuel Bermejo
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Laudatio al Prof. Dr. Don Román Gubern, como Doctor Honoris Causa por la Universidad Carlos III de Madrid, del Prof. Dr. D. Manuel Palacio.
Acto del Día de la Universidad 1 de febrero de 2013.
Excelentísimo Rector Magnífico de la Universidad, Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, Director de la Filmoteca Española, decanos de facultades de Comunicación de la universidades Autónoma de Barcelona, Málaga y Rey Juan Carlos, compañeros de la Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación de la Universidad Carlos III, profesoras y profesores, alumnas y alumnos, señoras y señores.
Todos Vds. lo saben. Una laudatio pertenece a un género que posee como condimentos básicos la alabanza del trabajo del homenajeado y, luego, una cierta pedagogía de su labor.
Está mixtura está concebida para ser degustada por un auditorio reunido en común acuerdo por el reconocimiento de la valía del que recibe los honores.
Huelga decir que todo ello queda tamizado por la memoria y la subjetividad de aquel que pronuncia la loa, y en consecuencia por la manera en que el que les habla transita por las vías del quehacer científico o artístico del que, las más de las veces, le va a seguir en el uso de la palabra.
Es decir que debo comenzar diciendo que el profesor Román Gubern ha publicado desde 1965 la cantidad de cuarenta y cinco libros, algunos de ellos traducidos a diversas lenguas; ha firmado más de doscientos artículos y es responsable de otras tantas colaboraciones en libros colectivos. Tamaña productividad le convierten en un campeón imbatible de la transferencia de conocimiento de un académico a la sociedad.
Pero claro, en nuestros campus de Getafe, Leganés y Colmenarejo buscamos la excelencia universitaria y con ese prisma nos gusta observar a nuestros pares. El profesor Gubern ha alcanzado las cimas más altas en el ámbito de estudios de la Comunicación. Tanto es así, que posee un buen ramillete de honores y reconocimientos públicos que avalan su cualificación investigadora y la importancia social de su trabajo. No quiero aburrirles con el repaso a una lista de vocación extensa pero mencionaré que sus colegas le han concedido la medalla de la Asociación Española de Historiadores de Cine y un destacado homenaje en la Asociación Española de Investigadores de la Comunicación, los hombres y mujeres de la cultura le dieron la Medalla de Oro del mérito en las Bellas Artes del Ministerio de Cultura o los creadores le nombraron académico de número de la Real Academia de San Fernando. Su reconocimiento traspasa nuestra fronteras y los franceses le han nombrado Oficial de la Ordre des Palmes Académiques.
En otro orden, no quiero olvidar que en un momento en el que se estaban conformando los estudios de comunicación en España. Román Gubern coparticipó siendo decano de la facultad de Ciencias de la Comunicación en la universidad hermana de la Alianza 4U de la Autónoma de Barcelona.
Su capacidad formativa y su dedicación a la docencia están, igualmente, fuera de duda. Así, el profesor Gubern ha impartido clase en multitud de centros académicos de Europa y América y ha dirigido dos docenas de tesis. Doctorandos suyos han sido algunos catedráticos que luego fueron decanos en algunas de las facultades de Comunicación o el actual director de la Filmoteca de la Generalitat de Catalunya...
No se puede omitir en esta laudatio que Román Gubern ha sido, asimismo, guionista argumentista, asesor o realizador de diversas obras audiovisuales. Doce largometrajes llevan su firma. También cinco series de televisión; una de ellas, por cierto, El ojo y la palabra, de TVE se basa igualmente en un libro suyo. Recientemente incluso, su vitalidad que no cesa le ha hecho publicar su primera novela.
Sin embargo, una cosa es informar a este auditorio de los méritos del profesor Gubern y otra diversa es encontrar unas líneas unificadoras para una trayectoria tan notable.
Dígase, de una manera que asumo simplificadora, que el trabajo científico de Romás Gubern nace y se expande a partir del análisis y reflexión sobre el cine y sobre su historia. Y desde esa orilla se extiende a otros predios en los que anida la cultura de la imagen, la cultura de masas y la misma comunicación en su conjunto.
Con otras palabras, puede decirse que Román Gubern es uno de los principales responsables para que en España se diera el salto cualitativo que ha marcado los estudios sobre el cine y la imagen: el paso desde la cinefilia hasta el uso de las herramientas de la investigación científica.
Ciertamente, el profesor Gubern, que pasó buena parte de la década de los setenta del siglo pasado en distintas universidades americanas, fue requerido, por el primer gobierno democrático de la Transición para que se incorporara a la universidad con la finalidad que desde nuestra institución se diera razón al nuevo régimen de libertades. A fuer que lo cumplió si atendemos al amplio curriculum que hemos mencionado sumariamente.
Quisiera ahora incorporar una especie de impronta personal.
Cuando conocí al maestro Román a finales de los setenta, yo había leídos algunos de sus libros como McCarthy contra Hollywood: La caza de brujas, Un cine para el cadalso. Cuarenta años de censura cinematográfica en España, El cine español en el exilio o Cine sonoro en la II República. Y desde luego, ya era comúnmente reconocido como una de las personas más importantes en el espacio público cinematográfico español.
Sin embargo, yo no percibía la unidad de sus trabajos y el que a la postre, tacita a tacita, construía una muy apreciable aportación en el ámbito de los estudios cinematográficos españoles.
Ahora lo descubro: buena parte de la producción del profesor Gubern tiene un hilo conductor que la recorre: me refiero a la reivindicación de la libertad.
Aparte de los volúmenes que he mencionado hay otros con el mismo pálpito como el reciente diccionario erótico del comic, los que establecen las relaciones entre la mirada y la sexualidad o los que se centran en la generación del ’27 y el cine.
Afirmo, en suma, que su obra trasmite ese grito de libertad que sin duda fascinó a toda una generación que habíamos pasado parte de nuestra infancia o juventud en el siniestro franquismo.
Ese elogio de la libertad que constituye su trabajo constituye mi gran motivo subjetivo de gratitud. Tal vez mis palabras suenen extrañas y en buena parte incomprensibles, por fortuna, para muchos y muchas de los que están en esta sala; supongo que son las ventajas de no tener que haber vivido en la ominosa dictadura.
Han pasado varias décadas, he tenido muchos contactos y he compartido andanzas con el profesor Gubern; siempre he aprendido de él. Y desde luego han aparecido otros motivos de agradecimiento personal y diría hasta colectiva. Concluyo mis palabras diciendo que desde la atalaya de la contemporaneidad confieso mi gratitud a Román Gubern por dos aspectos de su trabajo que poseen un gran valor y que afirmo perdurarán para las generaciones posteriores.
Creo que su trabajo, a partir de su Historia del Cine, ha sido central para la ‘educación sentimental y cinematográfica’ de varias decenas de miles de españoles; y pienso, también, que su trayectoria académica es central para la comprensión del trayecto que conecta a los films studies con los media studies.
Por todo ello gracias y bienvenido a nuestro claustro
Manuel Palacio