Laudatio Profesora María Victoria Pavón Lucero
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Profesora María Victoria Pavón Lucero
Discurso Laudatio. Getafe, 9 de septiembre de 2016
Excelentísimo Sr. Rector Magnífico de la Universidad Carlos III, Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, admirada profesora Aurora Egido, estimados profesores y profesoras, queridos estudiantes, señoras y señores.
Debo comenzar con un doble agradecimiento al Rector de la Universidad Carlos III: por el honor que me ha concedido al encargarme la laudatio de la profesora Aurora Egido y porque, con ello, me ha permitido conocer mejor a una persona excepcional: como investigadora, como profesora y como ser humano. Solo confío en que mis palabras, para las que pido la benevolencia del auditorio, sean capaces de corresponder a la con anza que en mí ha sido puesta y hagan justicia a la categoría de la persona cuyos méritos tratarán de glosar. Vayan por delante, en todo caso, el respeto, la admiración y el afecto que le profesa el Departamento de Humanidades: Filosofía, Lenguaje y Literatura, que propuso para ella el doctorado honoris causa, y que han sido rubricados por toda la universidad, mediante el acuerdo del Consejo de Gobierno para este nombramiento.
Aurora Egido nació en Molina de Aragón, población cuya biblioteca municipal lleva, desde el año 2015, el nombre de nuestra distinguida doctoranda. Quizás parezca extraño que inicie la exposición de sus méritos re riéndome a esta circunstancia, pero he querido comenzar con un trazo de su calidad y calidez humana, pues resulta emotivo ver con qué afecto y sentido de la responsabilidad, una persona que ha obtenido tantos reconocimientos nacionales e internacionales, se preocupa por la prosperidad de la biblioteca de su localidad natal. Pero voy a proceder sin más dilación a referirme a los méritos científicos de quien, entre muchas otras cosas, es Catedrática Emérita de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza, Premio Nacional de Investigación en Humanidades “Ramón Menéndez Pidal” en el año 2008, Académica de Número de la Real Academia Española desde 2014 y Académica Correspondiente de la British Academy. Intentaré hacerlo, aunque es tarea difícil, con la brevitas que para estos casos recomiendan el sentido común y la retórica clásica.
Aurora Egido se licenció en la Universidad de Barcelona, donde también se doctoró en Filología Española con la tesis La poesía aragonesa del siglo XVII y el culteranismo, dirigida por José Manuel Blecua Teijeiro. Profesora en numerosas universidades, tanto nacionales como internacionales, siempre ha conjugado armoniosamente investigación y docencia, haciendo que la una se nutra de la otra. Directora de brillantes tesis doctorales, con esa también lo siguiente: “cuando de verdad me siento feliz es cuando, por ejemplo, entro en un supermercado o voy en el metro [...], y de repente me viene alguien [...] y me dice que se alegra un montón de verme, que trabaja como profesor, o profesora, en un determinado instituto, y que aún sigue utilizando mis apuntes de clase”.
De la relevancia de Aurora Egido es prueba su presencia en organizaciones nacionales e internacionales de la mayor importancia, así como las numerosas distinciones de que ha sido objeto a lo largo de su vida académica. Es Presidenta de Honor de la Asociación Internacional de Hispanistas, de la Asociación Internacional Siglo de Oro y de la Asociación Española de Emblemática, así como Socia de Honor de la Asociación de Cervantistas. También es Académica Correspondiente de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona y Supernumeraria de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis. Además del Premio Nacional de Investigación, al que ya me he referido, ha recibido otros muchos galardones, en nuestro país y fuera de él, como “Les Palmes Académiques” de Francia. Ha formado y forma parte de diversos consejos, comités y patronatos en las más prestigiosas instituciones y con motivo de importantes eventos relacionados con los ámbitos de su investigación. Es, asimismo, miembro del Consejo de Redacción de numerosas y prestigiosas revistas de Filología, y ha sido y es asesora de editoriales punteras, nacionales e internacionales.
Ha dirigido numerosos proyectos de investigación, siempre con excelentes resultados. En la actualidad participa en el proyecto hispano-alemán Saberes Humanísticos y formas de vida en la Edad Moderna Europea, formado por once universidades, y en el Proyecto Edi-Gracián del Gobierno de Aragón.
La doctora Egido es autora de numerosísimas publicaciones, entre estudios, ediciones y artículos (algunos traducidos al inglés, al italiano, al francés y al portugués) sobre Historia y Crítica de la Literatura Española. Para no faltar a la brevedad prometida, no voy a enumerar los títulos de sus obras, pero puede dar una idea de su dimensión la consulta de su registro bibliográ co en Dialnet; o de las 407 entradas que encontramos en la herramienta Alcorze, de la Biblioteca María Moliner de la Universidad de Zaragoza.
Si bien la mayoría de sus trabajos están dedicados a los siglos XVI y XVII, son muy diversos los géneros, autores y épocas que ha estudiado y, así, también ha publicado artículos y libros dedicados a la Literatura de la Edad Media, así como a autores y obras de los siglos XVIII a XXI. Tan amplios como los periodos cronológicos que ha analizado en sus obras son sus campos de interés; entre otros: escenografía, mnemotecnia, mística, poética del silencio, emblemática, oralidad y escritura, preceptiva y retórica, dignidad de las Humanidades, manuales de escribientes, relaciones entre literatura y arte, e historia de las academias, las justas y los vejámenes de grado en España y América. Como ella misma ha señalado en alguna entrevista: “En esto he seguido el consejo de Gracián, que decía que no hay que dar con el mazo sobre un solo tema, que salir de una materia a otra ilumina y enseña mucho”.
Su trabajo minucioso y detallado, su sabiduría y su capacidad de comprensión y crítica la han consagrado como una de las mayores especialistas en la literatura española del Siglo de Oro. Y no es esto decir poco: se trata de un periodo cuyo conocimiento es fundamental para entender lo que somos hoy en día, y los trabajos de la doctora Egido han iluminado nuestro conocimiento no solo de la literatura, sino también y, a través de ella, del pensamiento y la lengua de este siglo. Como ella misma ha dicho: “La desmemoria, la amnesia, es lo peor que puede acontecer en un pueblo”, y con su trabajo no solo ha contribuido a que no olvidemos nuestro pasado, sino a que cada día podamos aprender un poco más de él.
Buena parte de sus estudios se han centrado en Baltasar Gracián, una de las grandes guras de la prosa humanística del barroco español. Además de haber publicado numerosos trabajos sobre este autor y coordinado otros muchos, ha editado en once volúmenes todas sus primeras ediciones. Aparte hay que mencionar su discurso de ingreso en la Real Academia Española: La búsqueda de la inmortalidad en la obra de Baltasar Gracián (Madrid, RAE, 2014) y el hallazgo, por su parte, de la edición de la princeps de El Héroe, perdida desde el siglo XVII.
Además de las de Gracián, ha editado las obras de muchos otros autores del Siglo de Oro, entre los que gura Pedro Calderón de la Barca. Pero, como he dicho, su trabajo no se ha circunscrito
solo a este periodo: una buena muestra de ello es la publicación del manuscrito de la Soledad Tercera de Rafael Alberti.
Otro de sus grandes focos de interés ha sido la obra cervantina, sobre la que ha dirigido algunos monográ cos y ha escrito diversos artículos y libros. Más que la relación de sus trabajos, o la glosa que yo pudiera hacer de ellos, dará cuenta de su conocimiento de la obra de Cervantes, de su perspicacia a la hora de detectar las claves del discurso de nuestro autor o de la profundidad de su análisis la disertación que en breve tendremos oportunidad de disfrutar.
Va siendo hora, por tanto, de terminar con estas palabras y dejar que transcurra el acto de investidura que culminará con las suyas, sabias e iluminadoras. Solo añadiré que Aurora Egido, la poseedora de todo este bagaje, ha merecido los elogios de grandes personalidades de nuestras letras. Y quisiera terminar mi exposición citando unas palabras que le dedicó el poeta Pere Gimferrer en la contestación a su discurso de ingreso en la Real Academia Española. Decía de ella que, quizás, entre las personas de su generación es “la que más profundamente ha encarnado la entrega y hasta la inmolación más honda y noble de todo su ser a la pasión por las letras, a la justa y las nupcias de la palabra y la idea”.
Creo que debemos felicitarnos de que pase a formar parte de nuestro claustro una profesora e investigadora como Aurora Egido, cuyos méritos he tratado humildemente de glosar.
Muchas gracias.