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Cocinas solares

Los hogares suponen el 10% del consumo energético mundial. En un tercio de ellos el consumo mayoritario, o único, es para cocinar; son los hogares de los más desfavorecidos. En ellos mayoritariamente se cocina con leña o estiércol seco, lo que requiere largas, penosas y peligrosas caminatas para recolectar. La combustión de leña en el interior del hogar ocasiona humo, ya que a menudo no existe chimenea y la cocina es rudimentaria, generalmente en el suelo. Este humo ocasiona enfermedades y del orden de 2 millones de muertes prematuras al año en el mundo, solo detrás del sida en número de ellas. Las mujeres y los niños son particularmente sufridores de estos azotes. La recolección de leña supone una deforestación que en algunas regiones ha acabado en una desertización atroz, por ejemplo Haití y el Sahel.


El empleo de cocinas de leña mejoradas, que eleven la eficiencia energética desde un 10% hasta un 50% supone un alivio. El suministro de formas de energía modernas a estas poblaciones, como el petróleo o el butano, a menudo es excesivamente caro para sus economías, es irregular y a veces inexistente.

Las cocinas solares se ofrecen como una solución parcial de mucho interés. Su impacto ambiental es nulo, no consumen, son baratas e incluso fabricables con materiales locales por los propios habitantes con un entrenamiento previo. Actualmente se encuentran operativas por millones, primordialmente en el tercer mundo. Sin embargo, su difusión y uso encuentra barreras. Aun corrigiéndose errores de implementación cometidos en el pasado, cuando se acuñó el concepto de "resistencia al cambio tecnológico", actualmente sustituido por "tecnología apropiada al desarrollo", es cierto que ciertas limitaciones técnicas de las cocinas solares dificultan una mayor aceptación.


Una de ellas es la incapacidad de cocer cuando no hay sol. La imposibilidad de cocer al atardecer se mitiga con el uso de cestas de retención de calor, pero no es posible una auténtica cocción por la noche o a la mañana del día siguiente. Para solventar este problema se trabaja en el desarrollo teórico y experimentación con cocinas solares de acumulación de calor. Para lograr un almacenamiento compacto y duradero se emplean ollas que incorporan un forro formado por otra olla soldada a ella, el cual contiene un material de cambio de fase (PCM), barato, seguro y no tóxico. Al fundirse absorbe mucho calor, que libera al solidificarse a más de 100 ºC. De hecho son endulcorantes acalóricos, como el eritritol, el manitol y otros. Tras cargarse de calor el utensilio en una cocina solar convencional, se guarda en una caja aislante, quedando disponible para calentar, pasteurizar y cocer por más de un día.

Lograr un uso continuado requiere un diseño "apropiado", unas pautas de uso fiables y una campaña duradera y apropiada a las costumbres y entorno de aplicación. Se acomete esta tarea de forma teóricamente fundamentada, para proyectar hacia la aplicación, la enseñanza y la difusión del conocimiento.

Por otro lado, el uso de barbacoas en nuestras latitudes ocasiona un peligro de incendio inaceptable. Su sustitución por cocinas solares diseñadas para ser muebles públicos permanentes situados a la intemperie también se investiga; no solo como fin, sino como medio concienciador y por qué no, de diversión y descubrimiento.

Finalmente, la capacidad de almacenar calor se configura como un vector energético capaz de acomodar la irregular disponibilidad de las fuentes renovables a la demanda del usuario. La disponibilidad de nuevos materiales augura grandes posibilidades.

Publicaciones recientes relacionadas

  • A. Lecuona, J. I. Nogueira, R. Ventas, M. C. Rodríguez-Hidalgo, M. Legrand (2013) Solar cooker of the portable parabolic type incorporating heat storage based on PCM Applied Energy. Volume 111, 1136–1146.
  • A. Lecuona, J. I. Nogueira, C. Vereda, R. Ventas (2013) Solar cooking figures of merit. Extension to heat storage Materials and processes for energy: communicating current research and technological developments pp. 134-141.

Eventos recientes

El Ayuntamiento de Leganés y la Universidad Carlos III de Madrid trabajan en un proyecto solidario para desarrollar cocinas solares de acumulación. Esta iniciativa se fundamenta en el Convenio entre ambas instituciones e incide en las distintas aplicaciones de las cocinas solares y su apuesta al desarrollo solidario y sostenible.
Este proyecto, denominado ‘Cocinas Sostenibles y Solidarias con Sol’, se basa en las investigaciones realizadas por el equipo que dirige Antonio Lecuona-Neumann, catedrático y profesor del Departamento de Ingeniería Térmica y de Fluidos de la Universidad Carlos III de Madrid.
La iniciativa cuenta con la valiosa colaboración del cocinero y escritor Chema de Isidro, presentador del programa ‘De verdad, verdura’ de Canal Cocina y colaborador de la ONG CESAL. Colaboran además en este proyecto varias ONG’s como Happy Siphal, Bomberos Unidos Sin Fronteras o Mujeres de Opañel y firmas comerciales como la Denominación de Origen Rueda.