Economía y Sociedad ‘Contactless’
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La virtualización de la realidad, la creación de un trasunto del mundo físico en forma de ‘gemelo digital’, la creciente identificación, en suma, del plano de los átomos y el de los bits, todo ello va a alcanzar una dimensión nueva por impulso de un factor de necesidad: debemos ser capaces de realizar las mismas acciones, tanto económicas como sociales, asegurando la distancia física, garantizando la ausencia de contacto. El imperativo de poner fin a la pandemia de la Covid-19 obliga a revisar toda la cadena de valor y a encontrar alternativas ‘contactless’, con ayuda de la tecnología, distribuidas en todos los puntos del recorrido.
El reto implica desde aspectos relacionados con la identificación de las personas, aplicando nuevos patrones biométricos y de visión artificial; a la organización de eventos y la movilidad, utilizando herramientas de inteligencia artificial; las relaciones comerciales, mediante nuevos medios de pago y versiones cada vez más sofisticadas de dinero digital, con un euro digital en el horizonte, importando el modelo de Bitcoin sobre plataforma blockchain, que provocará movimientos de integración mayúsculos y transnacionales; el intercambio de bienes y servicios con creciente protagonismo de drones, realidad virtual y aumentada y sistemas de videollamada; los desempeños de la robótica, en ámbitos de actividad que hasta ahora permanecían reservados para los humanos; o el ejercicio de derechos cívicos en relación con la Administración, para lo cual emerge el potencial de plataformas descentralizadas y, de nuevo, el blockchain.
Una de las grandes cuestiones es determinar si las tecnologías que permiten interactuar con el distanciamiento social han venido para quedarse. “La pandemia ha fomentado la inversión, ha hecho que muchas tecnologías se hayan tenido que desplegar, descubriendo bondades y limitaciones. No todos los ámbitos en los que la tecnología ayuda a la vida normal se quedarán. Ahí donde compitan con la vida normal no tengo claro que eso suceda”, afirma Mario Muñoz Organero (grupo GAST). Por su parte, Carlos Elías (grupo PASSET) está convencido de que “las tecnologías siempre definen etapas históricas” y las situaciones traumáticas “quedan grabadas en la mente de las personas”, así que “ha venido para quedarse un modelo diferente”.
Marta García Mandaloniz (grupo SOCITEC) subraya el impacto de tecnologías emergentes como el blockchain “Las empresas que usan blockchain consiguen agilidad, seguridad, transparencia, accesibilidad, y eso hace que sea una tecnología en expansión”. Las barreras, como en otros ámbitos, proceden del entorno regulatorio. “El Derecho no debe entorpecer el ritmo de la transformación. Tiene que favorecerlo, es importante cómo se acopla, cómo incorporamos plataformas de prueba como los sandbox”, afirma. Una preocupación compartida por Mario Muñoz, para quien existen “más limitaciones en el marco regulatorio que en la tecnología. En el grupo de investigación hacemos herramientas criptográficas, evitar el fraude es el reto. La tecnología lo permite y la sociedad se adapta. El dinero electrónico ya no es solo el plástico”.
Otro de los habilitadores clave de estas sociedad ‘sin contacto’ es la realidad virtual, aunque aún no ha llegado su “despliegue definitivo”. Para Teresa Onorati, del Grupo DEI, esta explosión llegará con “el desarrollo de dispositivos económicos, eficientes y fáciles de utilizar para el gran público y con el diseño de contenidos que respondan a las necesidades reales de las personas. Una tecnología que es clave para mantener el distanciamiento social “sin renunciar a nuestra forma de relacionarlos”. “Si las videollamadas han sido las ganadoras de esta pandemia, en un futuro próximo podríamos sumergirnos en un mundo paralelo sin riesgo de contagios, manteniendo vivo ese lenguaje corporal que tanto echamos de menos”, subraya Onorati.
Un amplio abanico de actividades económicas y de procesos administrativos se verán abocadas a adaptar sus patrones de funcionamiento a la economía y la sociedad ‘contactless’. Habrá que reinventar muchos sistemas de acceso, aparecerán wearables cada vez más indistinguibles de nuestro propio cuerpo y de nuestra ropa y en paralelo se reforzarán las herramientas de captación de datos y de procesamiento de la información. El creciente desembarco de soluciones basadas en la 5G y de computación local, gracias al auge imparable del ‘edge computing’, en conexión con la nube, facilitarán la implementación de las soluciones de la economía y la sociedad ‘contactless’.
La clave estará en dar prioridad al concepto de acceso, procedente del ámbito tecnológico, frente al más convencional en el mundo físico de “encuentro”. De este modo, se acentuará la progresiva dilución de las fronteras entre la esfera pública y la esfera privada, tan característica de la segunda ola digital, con evidentes implicaciones en nuestras democracias. Socializarse sin contacto resulta, en cierto modo, un contrasentido. Por la misma razón por la que lo es concebir una privacidad monitorizada. “No sé si todo el mundo tiene clara la división entre ámbito privado y público, quizás eso tenía más sentido antes”, afirma Ana I. González-Tablas (grupo COSEC). “Las tecnologías digitales usan muchos dispositivos y no distinguen ni en tiempo ni en espacio. Vendemos cada vez nuestra privacidad hacia afuera. Y las tecnologías y créditos sociales y profesionales no ayudan a que lo distingamos”.
Para determinados colectivos esto supone todo un reto. “Los jóvenes están totalmente inmersos en el mundo digital y compaginan los contactos sociales presenciales y digitales, porque son muy activos. Para ellos es natural. Pero hay población que no es consciente de los riesgos reales, es muy difícil conservar una privacidad digna. Si quieres hacerlo bien tienes que renunciar a cosas.
La confusión con la realidad es más generacional. A medida que maduras eres consciente de qué es real, qué es digital, y qué siendo digital tiene impacto en tu realidad. Es probable que haya personas que no sean capaces de distinguirlo porque hay dinámicas que van más allá de la tecnología”, afirma Ana González-Tablas (COSEC).
Si la crisis financiera alumbró el internet social, con fenómenos como Twitter o Facebook, se espera que la ‘economía y la sociedad contactless’ impulsen una nueva generación de redes sociales y que fuerce, al mismo tiempo, una reinvención del modelo 2.0 actual, que explota de forma abusiva debilidades de nuestro cerebro para provocar actitudes próximas a la adicción, especialmente nocivas entre los más jóvenes.
Recobrará protagonismo, asimismo, el concepto de interface, como puerta entre el mundo físico y el virtual, una puerta que probablemente la mayoría del tiempo permanecerá abierta. Ello implicará la llegada de una nueva generación de plataformas tecnológicas más sofisticadas, más amigables para el usuario, integradas en el entorno, fáciles de usar, intuitivas, que cambiarán ámbitos enteros de actividad, desde la educación a la sanidad, el marketing, el ecommerce. Desde el punto de vista operativo, muchos de los desempeños que han distinguido durante décadas a los empleados de cuello blanco y de cuello azul se asemejarán.
El impacto será cada vez más evidente en los sistemas de pago y por consiguiente en la economía financiera, sobre todo en el ámbito minorista, que es el que está llamado a experimentar la mayor transformación. Los grandes entornos de inversión en los mercados de capitales ya hace tiempo que viven inmersos en la robotización y el primado del algoritmo. Pero a escala de usuario, las Fintech profundizarán en un modelo de ‘cesta de la compra invisible’, lo que implicará en una redefinición de los sistemas convencionales de contabilidad, análisis de riesgos y servicios financieros, que tendrán que ser capaces de actuar con información en tiempo real.
El mundo gamer, que ha avanzado al ritmo de los dispositivos móviles personales, e incluso ha mejorado muchas de sus prestaciones en cuanto a eficiencia y capacidad de respuesta en tiempo real, gracias al desarrollo impresionante de sus motores gráficos, proporcionará muy probablemente algunas claves de desarrollo a otros sectores. De hecho, la energía transformadora de la industria de los videojuegos (una de las que más ha incrementado sus ventas durante el confinamiento) está abriendo un debate acerca del nuevo paradigma del liderazgo en el sector tecnológico: frente a la herencia de los focos de innovación de Silicon Valley, Seattle, Oxford-Cambridge o Massachusetts, de la que se ha nutrido la revolución tecnológica, el mundo gaming está consolidando una visión alternativa con monedas digitales, interacción en tiempo real de millones de jugadores en todo el mundo, eventos virtuales…
“En mi grupo no acuñamos el término realidad, sino ciberrealidad”, explica Carlos Elías. “Nos interesa mucho el juego multijugador. Los videojuegos son la industria cultural más potente y hoy está claro que existe una diferencia enorme entre el cine, donde tú no tomas decisiones, y el mundo virtual. Da miedo que los jóvenes desarrollen patologías por estar tanto tiempo como avatares en un mundo donde la ley de la gravedad no existe. No hay una frontera clara entre lo real y lo virtual, aunque no es nuevo, ya sucede en el Quijote. Estamos analizando, por ejemplo, si lo que hizo que el Movimiento 15-M triunfara fue que mucha gente era amiga antes que por las redes sociales. Se hacen burbujas en las que la gente sólo escucha una realidad parcial. Hay un sesgo de confirmación, una explosión de populismo, de contra-conocimiento, de ideas que estaban en los suburbios del debate, de ideas rarísimas emergentes. Y ese fenómeno cada vez se autoalimenta más porque este tipo de ideas no tienen contacto con gente que las refute”.
Indica Ana González-Tablas que en el caso de los multijuego, en la medida en que se convierten en universos paralelos, “son juegos de rol, pero mucho más a lo grande. Puedes tener casa, coche, hijos, pistola, robar un banco, todo de forma gratuita. Debería enseñarse en escuelas y casas a utilizarlo. Aunque las realidades paralelas también existen en entornos que no son digitales, como el fútbol”.
En última instancia, la economía y sociedad ‘contactless’ conducirán inevitablemente a una cada vez mayor dificultad para distinguir lo real de lo que no lo es. La industria audiovisual ha logrado atravesar ya, en algunas de sus producciones, como el cine, el llamado Uncanny Valley (Valle Misterioso), cuya primera formulación hay que atribuir a Sigmund Freud hace más de un siglo. Pero no se ha logrado todavía generar un producto audiovisual capaz de hacer indistinguible la ficción en tiempo real -una intervención en el telediario del avatar de un personaje reconocible, con reacciones en tiempo real, mientras se retransmite un evento en directo, por ejemplo. Ese escenario será posible en poco tiempo y podría suponer un desafío para la libertad de información y las democracias.
Mario Muñoz enfatiza la importancia de la confianza. “La confianza en las personas con las que te estás comunicando, aunque sean medio virtuales; la confianza en la tecnología, hasta qué punto es segura y mis datos se pueden usar; y la confianza en los proveedores de servicios digitales, no son altruistas”. Advierte de que en las redes “tus datos se analizan con mecanismos de inteligencia artificial y se descubren muchas cosas sobre ti, y todo eso se hace para maximizar el beneficio económico. Las recomendaciones de amigos o anuncios siempre van con ese fin. Uno tiene tendencia a juntarse con la gente que piensa como él. El miedo que me da es que el uso de tecnologías con fines económicos no siempre se alinea con lo que la gente quiere”.
El papel de los reguladores resulta fundamental para que esa confianza no se quiebre, a juicio de Marta García Mandaloniz. “La función de la regulación es dar confianza a través de la seguridad jurídica y la protección al consumidor. Es patente el riesgo de falta de seguridad, de privacidad, de protección. En la UE la regulación tiene un alto estándar de protección de datos, pero la tecnología no tiene fronteras y hay empresas de terceros países que actúan sin esos estándares. Tenemos que tratar de idear una normativa nueva para estas realidades virtuales, porque tiene que haber límites y uno es la educación”, afirma. Es el caso de las criptodivisas, donde “el riesgo es el fraude, la financiación del terrorismo. Hay una propuesta de reglamento europeo para regular los criptoactivos, como el bitcoin. Está en ese camino de regular el mercado para controlar los riesgos y permitir que se amplíen las criptomonedas con confianza”. En esa línea, Mario Muñoz plantea que “es difícil garantizar la seguridad de tus datos y hay zonas donde van los que quieren defraudar. El problema es conseguir que el usuario final esté completamente seguro, como demuestran las grandes filtraciones de datos que se han producido”, y sobre la mesa la necesidad de disponer de “regulación transnacional”.
SESIÓN ONLINE de este Reto
Grupos de investigación UC3M participantes
- Sociedad, Tecnología y Derecho mercantil (SOCITEC)
- Aplicaciones y Servicios Telemáticos (GAST)
- Periodismo y Análisis Social: Evolución, Efectos y Tendencias (PASSET)
- Computer Security Lab (COSEC)
- Sistemas interactivos (DEI)