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Prof. Dña. María Blasco Marhuenda

Discurso de investidura como Doctora Honoris Causa de la Prof. Dña. María Blasco Marhuenda

María Blasco Marhuenda dando su discurso.

Apertura del curso 2014/2015, 12 de septiembre de 2014.

Excelentísimo y Magnífico Sr. Rector, ilustrísimas autoridades académicas, distinguidos Profesores y demás personalidades, colegas, amigos, a todos los presentes os agradezco vuestra asistencia y este honor que se me concede.


Honor que entiendo no se me concede a mí per se, sino a una obra colectiva, como lo es la tarea de investigación, y en esta ocasión concreta, a la tarea de investigación de mi grupo, algunos de cuyos miembros están hoy aquí con nosotros. Además de compartir el honor con todos ellos, me gustaría compartirlo también con mis mentores: Margarita Salas, Carol W. Greider, Carlos Martinez A., y Mariano Barbacid, por su apoyo en las distintas fases de la carrera científica.


He dedicado mi vida científica a tratar de entender las causas moleculares de la enfermedad, y muy particularmente del cáncer, aunque como pronto verán muchas enfermedades comparten los mismos orígenes moleculares.


En los últimos años ha habido un cambio de paradigma sobre cómo estudiar y entender las enfermedades. Hasta ahora, se habían investigado las distintas enfermedades como problemas biológicos independientes, por ejemplo, considerando que cáncer y enfermedad cardiovascular no tenían nada en común. Y así, estudiando por separado las enfermedades, se han producido muchos avances. Sin embargo, también es evidente que a pesar de que cada día hay nuevos y más efectivos tratamientos para las distintas enfermedades, por ejemplo, nuevos tratamientos contra el cáncer, la incidencia del cáncer y del resto de enfermedades sigue aumentando. Esto es debido a que el mayor factor de riesgo para desarrollar cualquier enfermedad es la edad, y que el cambio demográfico que está sufriendo nuestra sociedad hacia una población cada vez más envejecida, hace que aumente la incidencia de muchas enfermedades.


Algunos científicos, entre los cuales me incluyo, pensamos que el envejecimiento de nuestras células es la causa común de las enfermedades. Así, cuando somos jóvenes, la enfermedad es rara porque nuestras células son jóvenes y funcionan al 100%, pero conforme nuestras células se dividen para regenerar los tejidos a lo largo de la vida, se produce un deterioro de los sistemas que las mantienen jóvenes y funcionales, produciéndose eventualmente el mal funcionamiento de los tejidos y del organismo, y la enfermedad. Por lo tanto, las distintas enfermedades tienen una causa común, un origen común en uno o unos pocos procesos moleculares que causan el envejecimiento de nuestras células.


Hoy sabemos que el proceso de envejecimiento puede estar influido por factores ambientales (en un 80%) o genéticos (en un 20%). También sabemos que este proceso ocurre a distintas velocidades en los distintos individuos, de tal modo que algunos individuos desarrollan enfermedades de manera más temprana que otros. Y esto es porque cuanto más rápido ocurra éste proceso de envejecimiento celular más pronto ocurrirá la enfermedad.


La tarea de mi grupo ha estado precisamente centrada en la identificación de los mecanismos moleculares del envejecimiento celular y en demostrar que, manipulando estos procesos moleculares, podemos incidir no en una sino en muchas enfermedades a la vez. Además, la identificación de los procesos moleculares responsables del envejecimiento también nos permitirá la identificación de aquellos individuos que tengan un envejecimiento acelerado y así poder prevenir y diagnosticar la enfermedad de manera precoz.


En concreto, en mi grupo hemos demostrado que es la erosión de unas estructuras protectoras de nuestro material genético o ADN, los llamados telómeros, que fueron descubiertos en los años 40 del siglo pasado por Barbara McClintok y Herman Müller, una de las causas principales del proceso de envejecimiento celular y de enfermedad, incluido el cáncer. Esto lo hemos demostrado aislando en mamíferos un enzima que es capaz de rejuvenecer los telómeros, la llamada telomerasa, y que fue originalmente descubierta por la que fue mi mentora, Carol Greider, y por su mentora, Elizabeth Blackburn. El aislamiento de los genes de la telomerasa nos ha permitido generar modelos animales donde hemos disminuido o aumentado la telomerasa. A menos telomerasa, hemos visto que los telómeros son más cortos y que se producen las enfermedades de manera prematura, y a más telomerasa los telómeros son más largos y hemos conseguido que se retrase la aparición de muchas enfermedades a la vez.


Recientemente, hemos trasladado estos descubrimientos al desarrollo de biomarcadores de este proceso de envejecimiento, los llamados test teloméricos que nos permiten detectar a los individuos que tienen un proceso de envejecimiento acelerado. Además, estamos probando el potencial de usar la telomerasa como tratamiento para la prevención y tratamiento de distintas enfermedades, entre ellas la enfermedad cardiovascular.


Aquí me gustaría hacer un inciso, a menudo oividamos la necesidad de innovar, de trasladar el descubrimiento básico a aplicaciones. Los científicos no vivimos de espaldas a la innovación, estamos ávidos de poder tener el apoyo necesario para poder trasladar nuestros descubrimientos a aplicaciones, ya que para un científico, no hay nada más gratificante que el ver que sus descubrimientos pueden tener un impacto en la sociedad.


Dejando ya el tema de lo que ha sido mi carrera investigadora, pues no me puedo extender mucho más, me gustaría decirles que éste es un momento de mucha satisfacción para mí y esto es porque, como decía mi colega y admirada Elizabeth Blackburn la ciencia es un modus vivendi (un “way of living””- igual que para los rockeros el rock es un “way of living”).  Según Blackburn, la ciencia le dio un camino por el que seguir, un medio donde trabajar sin cortapisas, igualdad de oportunidades, y la posibilidad de realizarse como persona y como profesional. Lo mismo ha sido para mi, la ciencia es el mejor “modo de vivir mi vida” que he encontrado. Y para mi es una satisfacción que algo que me gusta tanto, además, me traiga hoy este gran honor y reconocimiento.


Pero la ciencia no es solo una profesión enriquecedora para los que la practicamos, la ciencia es transcendente, solidaria, es un bien público y un bien para la humanidad. Los grandes avances de la humanidad han venido de la mano de la ciencia y de la tecnología derivada de ésta. Sin duda avances aún mayores están por venir, también de mano de la ciencia.


Finalmente, me gustaría terminar con dos anécdotas de científicos a quienes he tenido el placer de conocer. El primero es Paul Nurse, científico británico que estuvo recientemente en el CNIO y que impartió una conferencia sobre política científica en una conocida Fundación de Madrid. En esa conferencia Nurse dijo lo siguiente: “La ciencia es una ocupación ardua y hay que apoyar el trabajo de los científicos, que tienen que trabajar con total libertad, porque sólo de esta libertad sale la gran ciencia, igual que el gran arte en el caso del artista”.


El segundo es Jim Watson, que también estuvo en el CNIO hace poco. Jim Watson, hizo junto con Francis Crick el que es, sin duda, uno de los descubrimientos más importantes de la biomedicina: la estructura de la molécula del ADN o “molécula de la vida”. Jim nos dijo que estaba financiando personalmente una investigación sobre nuevos tratamientos contra el cáncer basados en el metabolismo de las células del cáncer, que es distinto del de las células normales, y ante la pregunta de “por qué hacia eso, si ya era mayor (tiene más de 80 años) y ya había hecho uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la biología”. Watson respondió: “por que quiero ser famoso. Descubrir la estructura del ADN no es tan importante - dijo Watson. Lo realmente importante será curar el cáncer”. Y creo que Watson tiene razón, lo realmente importante será poder erradicar las enfermedades que aún causan muchísimo sufrimiento y truncan muchas vidas en nuestra sociedad.


Antes de finalizar, me gustaría expresar un deseo, en línea con Nurse y Watson: sigamos creando una tradición empírica para nuestro país y respetando a la ciencia y a los científicos, ya que el futuro es lo único que podemos cambiar y la ciencia es la herramienta para hacerlo.


Y termino esta intervención citando a Susan Sontag, quien el 26 de marzo de 1965 escribió en su diario la siguiente reflexión sobre el poder transformador e inspirador de los descubrimientos científicos:


“Could get a new art movement every month just by reading Scientific American.” Susan Sontag.


“Podríamos tener un nuevo movimiento artístico cada mes, tan sólo con leer el de Investigación y Ciencia” (traducción al español de la revista de divulgación científica Scientific American).